Estamos hartos de oír a la
dirección de las empresas decir la tan recurrida frase de “el activo más valioso de una empresa son las personas”.
A lo largo de las revoluciones
industriales por las que ha pasado la humanidad se ha puesto el énfasis en las
diferentes fuentes de ventaja competitiva. Primero fue la tierra, después la
capacidad productiva de la maquinaria, las finanzas, el marketing, la tecnología y luego la información.
En ahora, en estos tiempos
convulsos y con un alto grado de
incertidumbre, cuando las capacidades y valores humanos adquieren por fin, aunque
en verdad siempre ha sido así, su importancia como factor de ventaja
competitiva.
Los recursos financieros, el
dinero para ser más exacto, es un bien muy homogéneo. El dinero es siempre
dinero y dos empresas con la misma capacidad financiera cuentan con los mismos
recursos. Lo que hagan después con ese dinero ya depende de la voluntad humana,
en eso precisamente estará una de las diferencias.
La tecnología de producción
también es fácilmente equiparable puesto que hay acceso a la misma tecnología,
sobre todo si es estándar y está en el mercado. Solamente existe un uso exclusivo por parte de las
empresas que cuentan con innovaciones protegidas por patentes. Pero no hay que
olvidar que el origen de esas innovaciones es precisamente la creatividad del
ser humano.
Tampoco podemos ignorar que la
información y el uso de las tecnologías de la información son fuente de ventaja
competitiva gracias a la generación y uso de las mismas por parte de las
personas.
Vemos por lo tanto una
evolución en las fuentes de ventaja competitiva, donde lo físico tiene menos
peso y donde adquiere más importancia el factor humano; creatividad, mente,
sentimientos, emociones, valores, etc.
Todo apunta desde hace ya
bastante tiempo, que la verdadera ventaja competitiva radica en la calidad de
las personas que trabajan en la organización.
Las personas son el recurso
más valioso de las empresas ya que estas producen bienes y servicios destinados
a los seres humanos. Quien mejor que una persona para entender lo que necesitan
sus semejantes.
"Los negocios están más relacionados con las emociones de lo que muchos empresarios están dispuestos a admitir"(Daniel Kahneman- Psicólogo Premio Nobel Economía 2002)."
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